Unidad en la diversidad

NAMASTE: ¡hermoso saludo hindú!
Namaste proviene del sánscrito namaskāra y significa: me inclino ante ti o mejor me inclino ante lo divino que hay en ti.
La vida misma en la India ya es religión en todas sus expresiones y en todos sus gestos, reconociendo así en cada uno una expresión de esa manifestación infinita que es Dios.
Pero mientras digo namaste, uno mi mano izquierda, que representa el principio femenino, a la derecha, principio masculino, las diversidades, también los dos opuestos, uniéndolos en una experiencia de unidad, como Dios está en el pensamiento más evolucionado Hindú.
Emerge inmediatamente también de este gesto-símbolo, que cuando nos acercamos al divino, hay que unificar el conjunto psicosomático hacia una sola idea. Supongo que si hubiera podido ser astronauta (una vez superado el vertigo del que sufro desde la infancia), al alejarme de nuestro planeta, me hubiera sentido más tranquilo al ver que la tierra es redonda. Básicamente no confiamos nunca completamente en lo que otros nos dicen. Es una cuestión de confianza lo que hoy en día podemos considerar un problema serio.
En primer lugar, ya no tenemos confianza en nosotros mismos y, en consecuencia, tampoco en los demás.
Esto impide, en estos tiempos, la aplicación práctica de nuestros ideales, o de nuestras intuiciones interiores. Hemos comenzado el tercer milenio y, después de todo, incluso sabiendo que la fecha la hemos establecido nosotros, (y considero que no tenga ninguna importancia para los propósitos de la evolución universal), nos hemos emocionado.
Desearía que esta emoción banal continuara todavía creciendo en todos, aún más, y provocara un despertar de voluntad real de cambio y calidad de conciencia. Me gustaría que en el futuro pudieramos producir pensamientos "más redondos" como nuestro planeta y que la humanidad se pusiera a trabajar seriamente, más para unir que para dividir, volviéndose mentalmente más elástica y menos angulosa. La mente humana, en su evolución, en algún momento pudo producir el concepto de infinito, pero no ha podido, al menos por ahora, ponerlo en práctica. Este podría ser el pensamiento revolucionario de este nuevo milenio. La concepción real de una sociedad que cree en un ente universal e infinito donde todo sea si mismo pero también su propia manifestación.
En este ámbito la diversidad representaría una garantía del concepto de que el infinito existe, y la diversidad ya no daría miedo y sería respetada.
Muchas disciplinas han intentado desde los albores de los tiempos seguir esta forma de intuición, especialmente el yoga, pero a veces fallan porque sus proponentes nunca han hecho un camino de experimentación y se pierden en la separación. El error surge cuando empiezas a pensar que tienes razón o crees que tienes la única verdad en la mano sin tener en cuenta que el hombre es incapaz por su naturaleza de deshacerse de lo subjetivo. Así se continúa dividiendo la "Unica Verdad" en muchas partes ofreciéndola como un todo, quizás en buena fe, sin darse cuenta de lo que se está haciendo. Ya en el Ṛgveda, el más antiguo de los textos a los que se refiere la India, leemos: ekaṃ sat viprā bahudhā vadanti,EXISTE SOLO UNA VERDAD, PERO LOS SABIOS LA LLAMAN CON DIFERENTES NOMBRES.

Me parece que esta afirmación lleva consigo los signos de una visión objetiva que, por otro lado, solo puede surgir después del completo sacrificio de uno mismo en el fuego del conocimiento. Básicamente una utopía, sobre todo si observamos el comportamiento humano en estos últimos tiempos en los que el hombre parece más dispuesto a sacrificarse por su éxito personal y egoísta que por el de la sociedad.
Sin embargo, se da cuenta de que está pagando un alto precio por su inconsciencia, basado en su propia infelicidad.
Se da cuenta pero ha perdido la fe y, como un niño, parece desorientado y asustado. En cambio, este es el momento de hacer algo: esforzarse por pensar y actuar de manera más positiva y objetiva, siendo conscientes de que el camino de lo subjetivo ha revelado ahora sus propios defectos.
Lo subjetivo no causó desastres, tan solo en el caso en el que se puso al servicio de la humanidad. La historia enseña. En mi opinión, para la implementación de una mejor calidad de existencia, se vuelve imprescindible hoy reiniciar recuperando un comportamiento más ético, más "Dhármico". De hecho, el estudio del dharma debería preceder a cualquier otro tipo de investigación.
¡Diría con razón! Es suficiente con ver lo que sucede en nuestra sociedad, sin dharma, uno está obligado a vivir en la infelicidad, la desconfianza mutua y la inseguridad.
Me gustaría concluir subrayando, además, que en el ámbito de un contexto social evolucionado todos merecen respeto precisamente porque forman parte del Ente infinito. Más aún los enemigos que, entre otras cosas, son nuestros mejores maestros, tratan de golpearnos donde somos más débiles, iluminándonos a tal efecto.
Afirmo que una sociedad cualificada del tercer milenio (si es cierto que queremos ser mejores) debe basarse en el respeto, en la conciencia de la diversidad como expresión del infinito y la experiencia interior de la unidad.
La experiencia de lo particular que se ofrece a lo universal en el surgimiento de una nueva conciencia, se nutre con la luz de la verdad más objetiva posible, ardiendo en la llama del amor.
Una sociedad calificada del tercer milenio debe volver a la esperanza, a creer y confiar en la realización de sus mejores ideales, nutriéndose de la alegría de pertenecer a esta manifestación y trabajar en un proyecto unificador de hermandad. Sólo así podremos esperar en la experiencia del "Uno" que los laicos llaman la experiencia universal y los místicos la experiencia de Dios
 
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